miércoles, 13 de marzo de 2019

Impares

El café
ha dejado de darme los buenos días,
y tú,
las buenas noches,
en medio de eso
solo hay un folio en blanco
que yo sólo puedo pintar con tipex
porque los errores no sé taparlos con otra cosa.

Vamos hacia el mismo horizonte,
no me sueltes de la mano.

En éste batir de alas eres consciente
de que estás respirando,
y esa es la mayor putada
que estoy dispuesta a hacerte en la vida.

No te pido que confíes en mí
con los ojos cerrados
pero cuando lleguemos a donde vayamos,
déjame quitarte la venda para que veas,
qué no te estaba mintiendo.

Los domingos podemos descansar,
cuando viajas con un corazón roto
el equipaje es un apéndice más de tus pulmones,
una extensión más de los pies que arrastras,
unas gafas sucias
que nunca puedes limpiar
y pesa.

Yo sí te salvaría la vida,
reconstruirla todos tus fuertes
que en su ausencia te hicieron pensar
que no lo eras,
haría que vieras
sin filtros
qué por dentro,
eres más luz de la que reflejas.

Arrodillarse delante de alguien
sólo es tener más cerca de la cara los pies
que quieres perder de vista,
y cuesta mucho más salir corriendo
en dirección opuesta.

No sería capaz de prometerte algo
que no soy capaz de morir por cumplir,
regalarte una vida es insultar al tiempo,
mientras la eternidad se ríe en mi cara.

Desde pequeña aprendí
que los granos de arena
(que quedan en fantasía)
conceden todos los deseos del mundo,
y se piden con los ojos abiertos.

'Voy a engañar al corazón sólo para quedarme contigo'

Se me escapan entre los dedos
todos los miedos de los que siempre
me he querido deshacer,
no tengo ninguna duda encima
que sacarme del bolsillo y ofrecerte
para que avives los tuyos,
parece que ésta hoguera
la tendremos que dejar para otro día
cuando dejemos de ser valientes.

Vamos hacia el mismo horizonte,
respira,
no te suelto la mano.

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