martes, 19 de febrero de 2019

Planeos sobre una mesa

Ven,
sácame de casa
llévame a donde la perspectiva
no importe
porque todo brilla igual,
dime qué no tengo que volver si no quiero,
qué no cobran por vivir,
qué obligan a respirar aire limpio,
de prejuicios,
qué nadie te mira por encima del hombro,
pero sí de la sonrisa
para comprobar que sigue ahí.

La gente mala hace cosas buenas
y que la gente buena saca la lengua a destiempo,
pero no duele.

Qué las cosas que no miras dos veces
por si se van
siempre me esperan.

Qué cuando esté borracha
alguien me lo va a recordar a la mañana siguiente
y me va a contar todo lo que no soy capaz de recordar,
qué me va a hacer repetirlo la noche siguiente
y la siguiente,
y la siguiente
y si.
y sí.

Que siempre suene Jazz,
y Queen.

Llévame donde siempre haya luna,
y estrellas,
y esté él
y me cuide aunque no me deje.

Cuéntame qué hay sitios donde los niños no crecen nunca,
pero no están perdidos,
que saben lo que hacen y por qué lo hacen,
qué cuidan su inocencia más que su vida,
qué siempre juegan al pilla pilla
y nunca pierden.

Dime qué allí me enseñarán a tocar el piano,
qué siempre hay gente que canta fuera de la ducha,
qué los pasos de cebra los cruzan ratones.

Que las llaves de mi puerta
son también las de la tuya,
que no tenemos miedo
pero sí toda la casa llena de cuadros,
las pareces pintadas de azul,
y el sol entra por la ventana.

Qué tenemos alfombras de margaritas,
una bañera llena de espuma,
un balcón con vistas al futuro,
y mucha incertidumbre.

Se oye una película desde la puerta.

Esperad un momento,
me están llamando al timbre.

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