jueves, 8 de noviembre de 2018

Noviembre que me ha vuelto a doler

Algún día me dará por pensar
que puedo llegar a ser capaz
de empezar mi moleskine,
que puedo llegar a decir más con un lápiz
que con una cara.

Hay siempre una corriente de aire frío
que se pasea por mi nuca
como si en algún momento
le hubiese dado permiso para hacerlo.

El 90% del tiempo
soy una niña de 10 años
sorprendiéndose por todo
que espera que una de 23
deje de hacerlo.

Siempre hay un momento en cada día
en el que pienso en él
y mis ojeras lo saben mejor que nadie.

Cada mañana pienso
que siempre ando por las mismas calles,
veo a la misma gente andando a mi lado
y oigo los mismos motores de los mismos coches,
siempre hay uno que llega tarde
pero también hay otro
que gira en un sitio diferente
y me regala un destello de sol
que no había visto antes.

La película de mi vida no habla de mí.

Tengo una canción triste
para cada día del año
que me recuerda
que en algún momento
fui feliz.

Fui.

Existe una parte de mi cuerpo
unos centímetros por encima de los dedos de los pies
que se pasa frío la mayor parte del año,
igual de frío que lo que tengo en las costillas.

No escribo para que me entendáis
por qué sé que no lo hacéis,
escribo porque soy la única
que me explica las cosas
como las entiendo.

Mi nombre
nunca ha salido en ningún problema de matemáticas
ni de lenguas
pero tengo grabados a fuego en la mente
los problemas de todos los demás.

A veces pienso que los míos no son para tantos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario