Te quiero
porque siempre has sido tú,
nunca has dejado que te cambien comas
o que te pongan acentos,
y lo admiro.
Te quiero
porque me mirabas a los ojos
cuando me hablabas
y no me dejabas pestañear.
Te quiero
porque eras más importante para mí
a 600 km
que muchos de los que estaban
a 60 cm.
Te quiero
porque nunca me has puesto mariposas en el estomago
ni todas las canciones hablaban de ti,
ni salía el sol cuando venías
y se iba contigo cuando te ibas.
Te quiero
porque sé que no quiero que me bajes la luna,
quiero verla contigo de la mano,
y decirte,
'estés donde estés y sea cuando sea,
la luna nunca será más grande que tu pulgar'
y te acuerdes de eso cada vez que la veas.
Te quiero
y te quiero tú
porque me quieres yo
y te gusta
y me haces ser la incognita
que nunca he
-ni han-
sabido resolver.
Y te quiero.
Mi ventana te echa de menos,
mis sabanas te quieren conocer
y yo
te escribo cartas como método de salvavidas.
Estás en todas las canciones de Sabina,
y ahora mismo
está sonando una.
No me muero si no me das un beso,
pero moriría por dartelo yo.
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