domingo, 11 de diciembre de 2016

Dispara cuando quieras.

No me preocupa que te vayas,
ya no.

He aprendido que los espejos se rompen,
se separan,
huyen unos trozos de otros
y no por ello dejan de ser espejos.

Como todo
-como todos-
pensé que tu no eras de los que huían,
si no de los que se escapaban
-¿quien no lo a hecho alguna vez?-
pero siempre acaban volviendo;
'hogar' tenemos todos.

Supongo que las ilusiones están para huir de la realidad,
y las ilusas para que se las crean.

Nunca te necesité
'necesitar' es un verbo que no deberiamos tener,
como casi todo lo que tenemos,
fuiste eso que nunca debí tener,
y 'tener' es otro verbo que no deberíamos necesitar,
como todo lo que tenemos.

Podrías haberte ido en el mismo momento
en el que entraste por la puerta,
pero te quedaste hasta que te necesité
y entonces fué cuando diste el portazo.

No.

Ya no.

Ya no más.

Y demases monosílabos que valen más que tú.

Me sale esto ahora porque antes no era así,
había flores en mí ventana
y algo de calidez en los rincones de mi casa,
ahora casi no puedo andar con tanto pétalo marchito,
y ceniza en el suelo.

Me he encontrado una herida nueva
que me he cosido yo sola,
tú ya no tienes nada que ver
ni que mirar.

Tengo un agujero preparado para todas vuestras balas,
disparad cuando queráis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario