Nunca tuve algo tan claro desde el principio,
como saber que te ibas a ir sin decir adios
y sin negarlo.
Cuantas veces me habré parado a pensar
en la de gente que se ha paseado por mi vida
sin llegar a sentarse en un banco
para dar de comer a las palomas.
Y mira si hay.
Hay barullos de gente mires dónde mires,
todas corriendo de un lado a otro.
Todas con una aparente prisa que no entiendo,
si yo no voy a moverme ¿por qué corren?
Alguna hablan entre sí,
otras para sí
otras porque sí
y otras sólo miran de lejos.
No soy de las que cierra las puertas,
soy de las que no cree en las visagras.
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