Hoy vengo a hablaros de él.
Vengo a contaros lo que es levantarse cada mañana con un 'Hola' y que todos días me suene diferente.
Lo que es hablar 24 horas al día 365 días al año con alguien y que no se acabe nunca el tema de conversación, que los enfados son por tonterías y las tonterías nos hacen reir.
Vengo a deciros que me da igual vivir a 6 horas de él, que seamos unos vagos y no nos hayamos visto aún; porque hablar con él, o mejor dicho, escribirle, me hace feliz.
La sonrisa con la que me duermo cada día despues de sus 'Buenas noches' y la sonrisa de después al saber que lo primero que va a ver él son mis 'Dulces sueños'.
Y que me da igual no saber de lo que habla casi nunca, que juegue y haga cosas que no entiendo, que me tenga que explicar cada cosa que dice, que me corrija en cada cosa que digo, y aún así, que no se queje nunca.
El hecho de que lea cada tontería que suelto, que escuche cada nota de voz afonica de 4 minutos sin decir nada, que atienda cada sueño raro que le cuento cada mañana y que no se canse.
Y tengo miedo.
Miedo de que un día de se cuenta de lo pesada que soy y me deje de hablar.
Miedo de que se aburra.
Miedo de que crezca y las cosas cambien.
Miedo de que se olvide de mi.
Al fin y al cabo miedo a cosas normales.
Pero miedo.
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