martes, 12 de mayo de 2015

Una foto en blanco

El otro día me preguntaron por tu historia,
no tuve más remedio que contarla,
pero sin ti,
porque ya no estás.

Me acompaña un punteo de guitarra
y cada cuerda pellizcada
me hace acortarme de ti y tus dedos
cuando lo unico que quiero es que te vayas,
aunque haya contado que no estés.

La verdad es que por mucho que pregunten
nunca digo nada,
no se si para guardarte para mi
o porque te guardé bajo llave
para no entontrarte ni siquiera yo.

Te puse un candado en la boca
y yo me puse uno en el corazón
y así estamos
tu sin decir nada y yo sin querer,
por si a alguno de los dos
se nos ocurría meter la pata.

Intenté borrarte tantas veces
que he desgastado más de 100 folios
solo con gomas de borrar,
ilusa de mi que pensé que eras solo lápiz
cuando tenías la tinta
más permanente de todas
y ni siquiera haciendote una bola
y tirandote te ibas.

Hice más tachones de las veces
que escribí tu nombre,
pero no sirvió de nada
seguías ahí, entre líneas,
los demás solo veían garabatos
encima de palabras
que no se llegaban a leer,
y solo te leía yo.

Desde entonces
me paso la vida mirando fotos,
de esas que aborrecías
pero luego pegabas en tu cuarto
para no olvidar nada,
yo las tuve pegadas también,
pero entonces el tiempo pasó
y tu también,
y calleron por su propio peso
y desde entonces voy recogiendo
fotos del suelo para
que nadie se haga daño con ellas
ni siquiera yo.

Las metí todas en un albun
y aún estoy preguntandome
por qué lo hice,
y entre sonrisa y sonrisa
me acuerdo de ti
aunque no quiera, y no se
supongo que pensandolo bien
y después de todo
no eres el error que te considero,
aunque tu sonrisa habría quedado mejor
en una foto en blanco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario