miércoles, 13 de mayo de 2015

Todo lo que guardo de ti



Cojí una maleta y me puse a meter todas las cosas
que siempre quise devolverte.
No sé si te van a hacer más mal
del que me han hecho a mí,
supongo que no lo sabré nunca.

La abrí y empecé a guardarte;
la chaqueta aquella que me dejaste cuando hacía frío,
y en vez de dejarme tus abrazos acabé con ella,
el pañuelo que siempre llevabas atado a la muñeca
el mismo que terminó atando las mías,
el sombrero que no te quitabas ni para dormir
ni cuando te lo quería quitar yo,
y la camisa de aquella noche
que mi memoria se ha encargado de guardar.

Encontré un bolsillo en un lateral y empecé a meter tus encantos
uno a uno procurando que no se aplastaran,
en el otro guardé tus caricias, y casi no caben todas.

Tu risa la puse en el llavero de la cremallera,
para escucharla al abrir y cerrar la maleta,
el exterior estaba decorado por tu sonrisa
y el color de tus ojos pintaban el interior,
cómo olvidarme de ellos.

En el trasfondo guardé las cosas que podía arrugarse;
metí aquellos abrazos que me hacían encoger de lo fuertes que eran
intenté colocar de aquella manera los besos que no me diste,
y los que no te di, esos caben en cualquier lado,
guardé tu manera de ver la vida, o la que me contaste,
doblé tus anhelos y tus ilusiones y con ellas cerré la maleta.

Tuve que hacer fuerza con la cabeza para cerrarla,
el corazón no quiso ayudarme mucho
y ahora que la veo no sé si hice bien en cerrarla tan pronto
puede que un día de éstos quiera volver a escuchar tu risa

y se abra de par en par.

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