Dicen que lo más
lento son los comienzos
pero tu yo empezamos
tan rápido
que me entra vértigo
sólo de pensarlo.
Fuimos el típico
'aquí y ahora'
que se quedó en un
'allí y entonces'
y nunca supimos lo
que pasó después.
Nos daba tanto miedo
avanzar
que desde entonces
vivimos con el freno
de mano en el corazón
porque nuestras
manos aún se están buscando a ciegas;
el día que se toquen
no se lo van a creer
y supongo que
tampoco van a acordarse.
Se presentarán de
nuevo con un apretón contra ti,
como si no hubiese
pasado nada,
y les sobrará tiempo
para acostumbrarse.
Me dijiste que no me
fuera
pero yo nunca conté
con que el que se iría serías tú,
y desde entonces nos
olvidamos y recordamos,
a la misma velocidad
que la primera vez,
y aún sigo teniendo
vértigo.
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