jueves, 22 de mayo de 2014

Te quiero, papa.

Las cosas en la vida se mueven hacia delante, siempre, quieras o no, hasta hoy no he visto a nadie que pueda ir marcha atrás, siempre avanzando. Bien es cierto, que no he dicho que no se puedan rectificar ciertas cosas del pasado que no nos gusten y tengan arreglo; pero hay otras que pasan, son tristes, no tienen arreglo, y simplemente el universo se limita a vivir 'tienes que a prender a vivir con ello'. No me gusta el universo, nunca me ha gustado, no entiendo las razones que tiene para hacer las cosas que hace, pero supongo que con el tiempo las he ido comprendiendo sin darme cuenta.

Yo siempre he sido una persona alegre, sonriente, bromista, tanto, he llegado a ser tan bromista que he hecho daño a personas que no lo eran. Lo que más me gusta de las bromas es que tienen la capacidad de sacarte esa sonrisa triste cuando ninguna otra cosa ha podido hacerlo. Mi parte favorita es cuando relaciono acciones que pasan con películas o libros u otras acciones graciosas que pasaron antes y que hicieron gracia. A parte de las bromas el amor es la otra cosa a la que me aferro por encima de todas las cosas, estoy enferma, ya os lo digo yo, soy un Christian actual sin miedo a admitir y gritar a los cuatro vientos que estoy enamorada del amor, no de la idea que tiene la gente sobre él, sino del Amor con A mayúscula.

Cuando estoy asustada o algo no me gusta siempre suelo recurrir a la opción de intentar hacer reír a todo el mundo que me rodea, no se sobrellevar la situación de otra manera, vuelvo a ser una niña que intenta reírse con cualquier cosa para que lo que esté pasando no sea tan 'grave', 'quitarle hierro' como dicen los que saben.

Ayer tuve un sueño muy curioso que me gustaría hoy 23 de Mayo de 2014 a la 1:48 de la mañana (admito que un poco pronto para divagar) para que os riáis o lloréis u os metáis conmigo. Es un poco triste, por que el escenario es una hospital y además la hora no eran las 3 de la tarde. Había un montón de médicos en una sala con una cama y un hombre de 45.9 años, él estaba tumbado boca arriba, inconsciente, inmóvil con expresión seria y una mascarilla de oxígeno puesta en la cara. Los médicos, tres a cada lado de la cama por lo menos, se mueven muy rápido y ajetreados, sin apenas quitar la vista de él, hasta que llega el inevitable momento en el que la línea que marca los latidos del corazón de para formando una línea recta con un pitido constante de fondo. Después de todo el alboroto de médicos quitando y poniendo cables entra una mujer que nada más verle le abraza y llora, mucho, no abre los ojos, pero sabe que han entrado dos niñas que repiten la misma operación, lloran mucho las tres. Cuando el ambiente se calma un poco se sientan las tres en un sofá mirando al hombre de la cama, y a una de las niñas se le ilumina la cara y de dice dulcemente a la mujer: '¡Bésalo!', la mujer la mira extrañada '¡Si, lo vi en una peli, pero la que esta dormida era ella, y cuando el príncipe la besaba ella se despertaba y eran felices!¡Corre!¡Bésalo!' la mujer sonrió con lágrimas en los ojos y abrazó a la pequeña, no sabía como explicarle que ya no se iba a levantar nunca, que nunca más haría la comida o la cena, que nunca más verían una película juntos mientras comían pizza, que nunca se iba a quejar de que no tiraban la basura, de las pelusas del pasillo o de la ropa encima de la cama o de la mesa, que nunca más podría arreglar nada que se hubiera roto porque era la unica persona a la que siempre que se rompía algo acudían y lo arreglaba al momento, que nunca más sonreiría, nunca más daría un abrazo de esos fuertes que evitan que respires momentáneamente, nunca más pasaría nada de lo que ellas pudieran recordar, todo se quedaría en eso, en recuerdos olvidados... escritos como si fuesen sueños.



Te quiero, papá.

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