Nunca me ha gustado subir escaleras, pero estamos hablando de una ocasión especial. Un edificio alto, en el que me dejen entrar, ahora mismo se me ocurre el circulo de bellas artes, subir andando, sinceramente no se cuantos pisos tiene, tampoco me iba a poner a mirarlo, simplemente entraría, sin abrir la boca, subiría hasta la azotea y miraría las vistas durante todo el día, desde que el sol estuviese arriba del todo hasta que no quedara sol, no escribiría nada, no dejaría nota ¿Para que? digo todo lo que pienso y si no ya está escrito, si el que pregunta no ha leído o no ha escuchado ya no es cosa mía.
El caso es que cuando el sol se haya terminado de ir por completo me voy a la barandilla que más me guste, miro lo que se ve desde ella, me doy la vuelta y me dejo caer de espaldas.
Puedo imaginarme cómo me vería alguien que cae a mi lado, pero seguramente no pase cómo imagino, suelo imaginarme más guapa y más delgada, 'agradable a los ojos', como diría cualquiera. El caso es que me atrae la idea de dejarme caer de espaldas, sería como si una especie de sabana invisible me intenta sujetar, pero como es obvio, no lo consigue. Me gusta cerrar los ojos e imaginarme esa sensación, es como flotar, es como eterna.
La magia que resude en esa acción es que termina de golpe y sin enterarme, caigo al suelo y la muerte es algo inminente, sin dolor, sin sufrir, incluso todo lo que ha pasado hasta llegar a ese punto ha sido muy agradable, le verdad, es que es mi forma favorita de morir, me encantaría. Y al llegar abajo y estar allí, tirada, sola, sangrando, hasta que alguien que pase por la calle vea un cadáver, se asusta, grita, vienen 5, 10 personas más, que me miran como si fuese algo despreciable (que probablemente lo sea) con repulsión y asco, otros a l mejor ni pueden mirar, llaman a una ambulancia, a la policía, a alguien. Se oyen sirenas por todos los lados, pero ya es tarde. Siempre dije que la invisibilidad era un don, no una maldición, aunque a veces me queje un poco de ella, en éste caso la echaría mucho de menos, si nadie me hubiese visto, la vida de esas personas seguirían intactas, sin esas caras de asco hacia un cuerpo inerte y solo con sus propias preocupaciones en la cabeza, y la ambulancia y policía seguro que tendrían cosas más importantes que hacer que ir a ver por qué una retrasada se ha tirado desde un edificio cuando tiene una vida perfecta, o...
¿Quien sabe?, lo mismo nadie me ve y me descompongo sola en medio de aquella acera.
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