Las olas del mar, una orilla tranquila, andando por el borde
sin apenas mojarme los pies, viendo como el agua se acerca, se aleja, apenas se
detiene una milésima de segundo entre ese cambio, está en constante movimiento,
su sonido te relaja, hace que veas cómo un millón de gotas, unidas, se pueden
mover a la vez, apenas sin tocarse, creando esa preciosa armonía entre sonido y
movimiento. Me recuerda una historia.
“Hacía calor, mucho calor, era uno de esos veranos de hace
mucho en los que empezabas a quitarte el abrigo en febrero sin que la gente te
llamara loca. Yo estaba perdida, rodeada de personas que veía desde hace mucho
tiempo, pero que conocía desde hacía poco. Eran tiempos raros, estábamos sin
estar, hablamos sin hablar, y pensábamos… bueno, en realidad eso nunca lo
llegamos a hacer, simplemente improvisábamos sin preocuparnos por nada más. Fue
hace mucho tiempo, cuando éramos niños, esos niños que no se preocupaban por el
futuro, que vivían el hoy como si no fuera a existir un mañana, que solo sabían
sonreír y que el máximo daño que se podían hacer quedaba en un tropezón con la
rodilla. Esos niños comenzaron a ser amigos incluso antes de que comenzaran a
hablar.
Empezaron a crecer, aquellos veranos calurosos quedaron
atrás, cada vez hacía menos calor, esos niños que apenas conocía, se
convirtieron en personas imprescindibles, era extraño pasar un día sin hablar
con ellas, sin saber cómo les había ido en su día, que novedades había en sus
vidas, hasta comenzar a formar parte de éstas. Pasaron los años, aquellos niños
crecieron, dejaron a atrás lo que consideraban su mundo, sus ilusiones, sus
sueños y empezaron a crear mundos nuevos más grandes, más formados, más reales,
crearon nuevas ilusiones más vivas, más abiertas, más probables, crearon nuevos
sueños, más lejanos, más profundos, infantiles por la nostalgia, aquellos
sueños que no volvería a vivir.
Todo aquel tiempo que pasó, les sirvió para madurar, para
darse cuenta que lo más valioso que tenían los unos, eran los otros. Ese tiempo
les empezó a separar, cada uno tuvo que irse por su camino y todos eran
conscientes de que lo mejor era no mirar nunca el pasado ni, aferrarse a los
recuerdos, la nostalgia no suele ser buena, siguieron cada uno su camino, de
vez en cuando se cruzaban pero ya no era como antes, se había perdido la magia,
el espíritu soñador, habían olvidado aquello que les unió, habían olvidado lo
que era ser un niño, por lo tanto se habían olvidado de lo que fueron.
Un día, un día cualquiera, para muchos no tendrá importancia
que día fue, para otros solo será un numero, ese día, alguien o algo quiso que
se encontraran todos, que se miraran los unos a los otros atónitos, incrédulos,
algunos creyeron que solo era un sueño, al principio apenas le dieron
importancia, pero otros querían recuperar aquello, que el tiempo una vez les
quitó, aquello que se rompió sin dejar marca, aquello que hoy no han podido
olvidar.
Aunque el tiempo les había mantenido separados, no dejaron
que aquello que fueron capaces de crear solos, se destruyera. Empezaron a
recordar, a volver a hacer aquello que hacía mucho era el centro de sus vidas,
a no dejar nunca más que nada les separase, empezaron a crear nuevos recuerdos,
nuevos proyectos, incluso nuevas ilusiones empezaron a crear… más bien
empezaron a forjar aquello que si ni viento ni marea pudiese llevarse y que hoy
en día aún existe, forjaron una amistad.
Aquellos niños, separados por el tiempo y unidos por el
destino, mantienen lo que ese día forjaron, mantienen la amistad. No dejaron de
crecer, es más, pasó mucho tiempo desde entonces y ahora que han crecido,
siguen teniendo recuerdos de los que hablar.
Era fascinante ver como aquella herida en la rodilla, creada
por un tonto tropiezo, tardara una semana en curarse por sí sola, esa herida
creció con la edad, pero no dejó de haber un remedio para ella, también creció
ese remedio, pero los errores que uno comete siempre tienen arreglo, solo hace
falta buscarlos y que el daño, nunca pueda contigo.”
Esta es la historia de cómo personas que crecieron juntas,
se separaron, y al volverse a unir mantuvieron la amistad, esa amistad que hoy
dura, y que aún conservo, esa amistad que cree cuando solo era una niña, esa
amistad que sigue en mi desde entonces, esa amistad que alimento cada día y esa
amistad que jamás dejaré que me abandone, al igual que tampoco dejaré que me
abandone la gente que me ayudó a forjarla… AMIGOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario