sábado, 19 de agosto de 2017

Puertas cerradas

Me encuentro en espacios vacíos,
en sitios donde no haya nadie
que me pueda mirar,
mal
nacidos que no me puedan decir nada.

Lugares en los que hay espejos
que no me reflejan,
que sólo dicen mi nombre
si lo escribo con vaho después de ducharme
y quitarme la mierda
que me han echado los demás.

Y cada vez que me bombardean
la bala deja dos agujeros,
el que quieren hacerme,
y el que dejo que me hagan,
vivo arrastrando el chaleco antibalas
que un día conseguí hacerme
pensando que era el mejor del mundo
y que el mundo dejaría de bombardear
me
faltó fe.

Ya no me quedan sitios en los que estar.

Cada vez que me doy la vuelta
buscando un sitio para poner mi alfombra
ya he pisado otras tres sin querer
y me han chillado cinco
para que no pise las suyas.

Ojalá mi alfombra vuele.

No encuentro la salida por ninguna parte,
ni ningún sitio al que llamar hogar,
sigo pensando que la respuesta
a la pregunta que me hago no la tengo yo.

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