lunes, 16 de enero de 2017

Un 'por fin'

El pulso de las personas varía
dependiendo de las cosas que hace,
y tú eres como un salto al vacío sin red,
pero con alas.

No había escuchado a alguien titubear en bonito
saber tanto de tanto y de tantos,
tener más curiosidad que respiraciones,
hablar más conmigo que de ti,
y escuchado sonreír.

Hasta yo me trabo cuando hablo de ti.

Podría pasame la vida entera escuchándote hablar
de todo lo que dices que no me interesa,
de todas las canciones que mencionas
que no conozco,
de todo lo que nadie más está dispuesto a escuchar
que a mi me encanta.

Quiero que te sigas inventando
todas las canciones que te sabes,
que les cambies la letra
y que me las grites convencido de ella
y quiero seguir explicándote
todas las películas que veamos
que sé que algún día entenderás tú solo.

Seguro que las promesas de tus meñiques
son todas de verdad.
Tus abrazos también.

Te he escuchado llorar,
y tenías una sonrisa preciosa en la voz.

No acostumbro a preocupaciones
después de las 3 de la mañana,
a nadie después de las dos,
ni a ser de las primera,
pero podría.

¿Miedo? A que desaparezcas.

No me gusta hablar del miedo,
pero volvería a ver Mad Max si me lo pidieses.

Los ojos más bonitos del mundo
están en el reflejo
de cualquiera que te mire,
y nunca los he visto.

Nunca te he visto.

¿Sabes la sensación de haber entrado en la vida de alguien y haberla puesto patas arriba?

Deberías tenerla.

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