martes, 2 de febrero de 2016

Rota

Mi parte favorita de mi
es la que no le gusta a nadie.

He escrito sobre tantas personas,
por esas personas,
que casi me olvido
de que la que siempre ha escrito he sido yo.

Me han roto tan deprisa
y tan pequeño
que ni yo se como llego a verme.

Pero aquí estoy.

Y sé
que llegará un día
en que el viento sea tan fuerte
y dure tanto
que no me dejará devantarme,
y me dará igual,
y me convenceré de que estar tumbada en el suelo será mejor que caminar de su mano.

Y podría ser hoy.

Y a lo mejor me levanto
pero dará igual,
la piedra que ayer veía de lejos y no me preocupaba,
me acaba de tirar al suelo,
y mira que era pequeña la hija de puta.
Ahora está ahí,
detras mía poniendome esa sonrisa de 'te lo dije'
que yo pensaba que 'esta vez no'.

Pero si.

Vivir equivocandome
no es lo mismo
que intentar engañarme todos los días.

A lo mejor el error está  en que me engaño demasiado bien.

Anda que no conocerme a estas alturas.

Me miro al espejo y no me encuentro,
no se si porque no me busco lo suficiente
o porque no me quiero encontrar,
se me dan mejor los extraños que las personas que ya me han dicho cuantas veces al día tropiezan,
si no lo se,
puedo tropezar con ellos y levantarnos a la vez,
si lo se,
me suelo tropezar sola porque los demás esquivan la piedra.

Sigo en el suelo, por cierto.

No se está tan mal aquí abajo,
nadie mira si no grito
y soy dada a estar afonica
el tiempo restante del que me paso gritando.

No voy a levantarme,
y si lo hiciera
no necesitaria la mano de nadie.

Pero si alguien me trae una manta,
se lo agradecería,
por que el viento
sigue siendo más fuerte que yo.

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