y no pensar en ti.
Salir de
la cama,
ir al
baño,
mirarme en
el espejo,
y no mirar
hacia tu cepillo de dientes.
Vestirme
sin miedo a olerte en mi ropa.
Hacerme el
desayuno sin recordar,
la manera
en la que me enseñaste,
a preparar
café.
Salir por
la puerta de mi casa
sin
acordarme de tu manía
de dar dos
vueltas a la llave al cerrar,
después de
haber salido.
No sé,
posiblemente
tu no tengas todos esos problemas
con los
que me peleo yo por las mañana,
a veces
simplemente dejo que ganen la batalla.
Y me
levanto por la mañana
sonriendo
por pensar en ti.
Voy al
baño y admiro
tu cepillo
de dientes al lado del mío.
Cuando me
visto respiro muy hondo,
te respiro
muy hondo.
En la
cocina escucho a la cafetera
hablarme
de ti.
Pero
cuando salgo de casa,
es a mí a
la que doy dos vueltas de llave
para que
te cierres,
después de
haberte ido.
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